miércoles, 24 de septiembre de 2008




En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco...Tchaikovski




Me encontraba entre esas horas en que Bergman llama "LA HORA DEL LOBO" jeje y el cerebro no paraba de darle vueltas al Trópico de Cáncer, en fin...con esas dudas, pensamientos, aconteceres y planes...encontré entre mis curiosidades varias un disco de un ser llamado Wes Montgomery, lo puse, me dejé llevar recostada en mi cama y ¡wow! mi cuerpo comenzó a sentir un escalofrío que salía desde mi nuca hasta llegar a la punta de mi dedo gordo del pie, ¿cuál fue la razón? ahora me lo pregunto...definitivamente la música ...la guitarra, la bateria, los sentía, cada golpe, cada ritmo, tenía ya algun tiempo que no me transportaba al mundo de lo escuchado, de poner atención...mucha atención, últimamente sólo oía la música, fue una buena reacción, mi cuerpo es adicto a la música, como a la fotografía, como al cine...recordé de inmediato esa misma reacción que provocó Don Julio Cortázar en el Final del Juego con Axolotl, y cuando vi por primera vez el Underground de Kusturica, o cuando escuche al maestro Cohen con esa voz que hizo estremecerme y volver a repetir su canciones una y otra vez...Los sentidos se desarrollan a la manera que cada persona quiere manejarlos, la semana pasada descubrí que el durazno tiene un olor que embriaga, cerre mis ojos y lo sentí 20 minutos oliendo y sintiéndo, terso, frío, fresco, incluso hasta marea...y después degusté con ayuda de otros labios su carnosidad, sin duda el mejor experimento de sensaciones....de ahora en adelante tocaré, escucharé, observaré y oleré con más intensidad.